EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN CONTINÚA IMPARABLE
El mundo entero está sufriendo un envejecimiento de la población, tanto en número como en ratio, y esto va a conllevar en el futuro una serie de consecuencias socioeconómicas y laborales nunca vistas en la historia de la humanidad. El mercado de la oferta y la demanda, el mercado financiero, las relaciones laborales, la estructura familiar… todo ello va a experimentar una transformación para la que quizás aún no estamos preparados.
La sobrepoblación, acentuada por el crecimiento demográfico de países en desarrollo, y el aumento de la esperanza de vida en todos los países -aunque reducido por el covid, se espera que se estabilice y recupere en los próximos años- , hacen que el sistema sanitario, las pensiones y las subvenciones sociales vayan a absorber una gran parte del tejido tributario. El proceso empezó desde la década de los 70, con un fuerte cambio en la economía global -con la introducción de la globalización-, la menor influencia de los grupos religiosos, los cambios en los roles de género, la incorporación de la mujer al mundo laboral, etc.
Los mayores de 80 años se triplicarán, pasando de 143 millones de personas en 2019 a más de 425 para principios de 2050. Además, una de cada seis personas (un 16%) tendrá más de 65 años; actualmente es un 9%. Las cifras son especialmente relevantes en Europa, EEUU y Canadá, ya que se estima que para esas fechas hasta 1 de cada 4 personas tendrá más de 65 años.
El problema se acentúa por el descenso acusado de la natalidad: las personas ya no quieren tener hijos debido a los cambios socioeconómicos y culturales. La edad media en la que las mujeres españolas tienen su primer hijo se ha retrasado a más de los 31, frente a los 28,8 de la década anterior. La edad media europea se sitúa, por el momento, en 29,4 años. El número de nacimientos en todo el país ha descendido un 27,3% en la última década, y casi el 90% de las mujeres menores de 30 años no tienen hijos. España es uno de los países con el envejecimiento demográfico más acusado, pero el fenómeno ocurre en todo el mundo. En 2018, los mayores de 65 años superaron en número a los menores de 5 por primera vez en la historia de la humanidad.
Pero, independientemente de todo, los datos de España son alarmantes. En 2017 hubo un crecimiento vegetativo de -32000 personas, lo que significa que mueren más personas que niños nacen. Cada año siguen muriendo más españoles de los que nacen y el récord de baja natalidad alcanza récords históricos. El primer semestre de 2021 es el de menor nacimientos desde que se tienen registros, en 1941, con una España sufriendo todavía las terribles consecuencias de la guerra. La cifra desciende un 5,2% respecto a 2020 y un 7,9% respecto a 2019. El descenso de alumbramientos parece imparable.
Otro factor clave en la composición demográfica poblacional es el de los flujos migratorios. Los países que los experimentan en mayor medida retrasan, por lo menos temporalmente, el envejecimiento demográfico. Esto se explica porque los inmigrantes son, en muchos casos, jóvenes en el pico de su vida laboral. No obstante, hay varios aspectos a tener en cuenta. En primer lugar, si estos migrantes temporales acaban quedándose en España, a la larga contribuirán al envejecimiento de la población. En segundo lugar, ha entrado en juego un nuevo grupo migratorio: el de personas jubiladas, especialmente de los países del norte, que vienen a pasar sus últimos años a España por las condiciones climáticas y la calidad de vida; este nicho contribuye, evidentemente, al envejecimiento de la población. Además, muchos autores afirman que, además de esta población jubilada extranjera, un amplio porcentaje de la migración internacional lo constituyen personas que ya están en una edad similar a los segmentos de más edad de los nacionales. Por ello vemos que el factor migratorio no da señales especialmente optimistas como solución a esta tendencia demográfica.
El reto demográfico presenta, pues, multitud de obstáculos: desde el aumento del grado de dependencia, que requiere profesionales especializados, hasta el aumento de las personas que vivan solas -con sus consecuencias socioeconómicas-, pasando por el cambio en el estilo de vida, las relaciones sociales y el consumo que, indudablemente, modificarán el sistema económico.
Los pronósticos de envejecimiento hacen que sea importante planificar asuntos como la contratación de seguros. Si esperas hasta el final para suscribir un seguro de decesos es posible que las compañías ya no te acepten por el factor de riesgo de tu edad. Además, si contratas un seguro de prima natural, el aumento de la esperanza de vida implica que pasarás muchos años pagando una cifra muy cuantiosa, lo que repercutirá en tu poder adquisitivo. Por tanto, desde Seguratis recomendamos realizar la contratación de un seguro cuanto antes y, si es posible, optar por una prima nivelada, ya que es la opción más beneficiosa a largo plazo.